miércoles, 31 de agosto de 2011

Uso del hilo dental o seda

Uso del hilo dental o seda

Autores: Noslen de Lapuente, Vanesa Salgado.

La fabricación del hilo dental o nylon es altamente especializada y requiere de experiencia en la técnica textil. Las especificaciones de que sea preferentemente tejido se mantienen hasta hoy. Las propiedades químicas del nylon (uniformidad, resistencia a la tensión y a la abrasión y elasticidad), así como su bajo costo, hacen que la fibra de nylon sea de elección para el hilo dental.
El hilo esta constituido por filamentos continuos individuales de dos o tres dernier de espesor. El hilo dental puede variar su espesor entre 4 y 18 terminaciones. A medida que las terminaciones (fibras formadas por filamentos) disminuyen, aumenta el riesgo de que el hilo se deshilache y por el contrario, si aumentan, esta posibilidad disminuye. En ocasiones se realiza el encerado del hilo para reducir el riesgo de que se deshilache.
La seda dental permite eliminar la placa de las superficies dentales proximales inaccesibles para el cepillo, por lo tanto, se debe emplear el hilo dental como parte de la practica normal en la higiene bucal.
No sería razonable esperar que los niños empleasen el hilo como medio adicional de higiene bucal, ya que en estas edades solamente lograr un correcto y minucioso método de cepillado resulta difícil. Para conseguir que el infante complemente ambos procedimientos se le muestra como utilizar el hilo en los dientes anteriores para abarcar luego a los posteriores; de manera alternativa, se puede motivar a la madre para que esta inculque y demuestre a su hijo la correcta utilización de la seda dental.
La utilización del hilo dental demanda considerable uso antes de dominarse, por ende, es necesario que el estomatólogo supervise de manera periódica el procedimiento, pues un empleo inadecuado causa más daño que beneficio.

Técnica para el uso del hilo o seda dental.

1- Usar hilo o seda sin cera. El material encerado puede dejar una capa sobre la superficie dental que en ocasiones inhibe la asimilación del fluoruro de la pasta dental o de los tratamientos tópicos.
2- Cortar un tramo de hilo de unos 30-60 cm y enrollar ligeramente sus extremos en los dedos medios, dejando de 5-8 cm entre ambos dedos. (Fig. a, b)

Figura a. Figura b.

3- A fin de lograr el máximo control, no deben separarse de 2 cm las puntas de los dedos o pulgares que controlan el hilo. (Fig. c, d)

Figura c. Figura d.

4- Pasar el hilo con cuidado por los puntos de contacto moviéndolo en dirección vestíbulo- lingual hasta que se deslice lentamente. Evitar forzarlo pues se podría lastimar la papila interdental.
5- Mover el hilo con cuidado en dirección oclusogingival y vestíbulolingual con movimientos de serrucho y vaivén contra cada superficie proximal para remover la placa interproximal hasta que se extienda justo debajo del margen gingival. En los dientes inferiores el hilo es guiado con los índices en vez de con los pulgares para facilitar el control de los movimientos (Fig. e, f)
6- Se debe desplazar el sector de hilo usado en cada espacio proximal para limpiar cada diente con ¨hilo limpio¨.
7- Después de pasarlo por todos los dientes, enjuagar vigorosamente la boca para eliminar la placa y los residuos de los espacios interdentales.
8- Por último debe realizarse un correcto cepillado, ya que se ha demostrado que este, combinado con el pasaje de hilo dental es el método más efectivo para limpiar las superficies interproximales.
Los sostenedores de hilo son menos efectivos que la manipulación digital de la seda dental pero son útiles cuando existen dificultades manuales y están particularmente indicados en los pónticos de los puentes y en las prótesis.
En un estudio realizado por Wright en 1977 se mostró el efecto del empleo del hilo dental sobre la caries dental, en el cual se evidencio una disminución en la incidencia del padecimiento en las superficies proximales de los molares primarios, limpiados con el hilo diariamente durante 20 meses por asistentes de investigación.
Por lo que puede concluir afirmando que el uso correcto del hilo o seda dental constituye un método muy eficaz para la prevención de las caries y de las enfermedades periodontales, principales problemas de salud bucal de nuestra sociedad.

martes, 30 de agosto de 2011

El cepillo de la salud

     Una correcta limpieza incluye el uso de hilo dental y el cepillado, al menos, dos veces al día durante dos minutos.


     La preocupación por la higiene bucal es cada vez mayor, pero aún persisten muchas dudas e inseguridades acerca de cómo, cuándo y cuánto hay que limpiar la dentadura para evitar las caries, enfermedad que, según el último informe de la Fundación Dental Española, sufren cuatro de cada diez niños, proporción se eleva a siete de cada diez al llegar a los 12 años. La infancia es el momento crítico para adquirir unos correctos hábitos de higiene bucodental que los padres deben ayudar a mantener, junto a la costumbre de acudir una vez al año al dentista para revisión.

También es importante limitar la ingesta de azúcar para favorecer la duración de la dentadura natural, que permite masticar con mayor facilidad y una mejor digestión. Cepillarse los dientes cada día es un hábito más que recomendable y que además, se puede realizar de forma rápida y sencilla. Se deben emplear dos minutos para frotar todas las piezas y repartir la tarea en tres pasos: cepillado, hilo dental y enjuague bucal.

Afecciones bucodentales

  • Placa. Conjunto de bacterias que hay en la superficie de los dientes y de las encías. Tiene forma de película incolora y pegajosa, se deposita sobre los dientes y es la principal causa de las caries y de enfermedad de las encías.
  • Sarro. Es la placa bacteriana endurecida. Cuando se encuentra en la base del diente, sólo lo puede eliminar el dentista con una limpieza. También se puede formar en el borde de las encías y debajo de éstas, lo que irrita el tejido gingival. Su color es marrón o amarillento.
  • Caries. Una higiene bucal deficiente permite que se acumulen en la boca restos alimenticios que producen ácidos que destruyen el esmalte. Estos restos, principalmente azúcar, alimentan a otros microbios que atacan la estructura debilitada de los dientes.
  • Enfermedad periodontal. Es una patología crónica causada por la placa bacteriana y que conduce a la pérdida de soporte periodontal de los dientes, es decir, del hueso en el que éstos se sujetan y de las encías. El tabaco agrava esta enfermedad.
  • Mal Aliento (halitosis). Aproximadamente, el 40% de la población padece o ha padecido halitosis debido a una higiene bucal incorrecta o a enfermedad de las encías, entre otras causas. Este problema disminuye con un buen cepillado y una limpieza profunda con hilo y enjuague bucal.

Cuidar los dientes durante toda la vida

  • A partir de los seis meses. El cuidado de los dientes comienza justo después de aparecer la primera pieza, en torno a los seis meses. A esta edad no es necesario el uso del cepillo ni del hilo dental, pero es conveniente asear los dientes y las encías con una gasa húmeda después de tomar biberón o comer alimentos. La primera visita al dentista llegará a los dos años y servirá para comprobar el desarrollo correcto de la dentadura y que el niño o niña se familiarice con los buenos hábitos bucales.
  • Desde los seis años. Hasta esta edad y cuando comienzan a caerse los dientes de leche se debe emplear una pequeña cantidad de pasta dentífrica con bajo contenido en flúor y un cepillo de cerdas suaves. Los padres deben enseñar los detalles de un correcto cepillado y concienciar a sus hijos e hijas de la importancia de la limpieza dental diaria.
  • En la adolescencia. En esta etapa los hábitos de higiene bucal ya se han adquirido y es imprescindible cepillarse los dientes, al menos, dos veces al día: a la mañana y a la noche. La pasta dentífrica tiene que tener un mayor contenido en flúor y el uso del hilo dental es necesario para eliminar la placa acumulada entre los dientes.
  • Etapa adulta. Las buenas costumbres adquiridas deben mantenerse de por vida, junto a las revisiones periódicas al dentista, y extremarse en el caso de las personas mayores. En esta etapa, disminuye la producción y secreción de saliva, cuya función es estabilizar el ph de la boca (grado de acidez), controlar la aparición de placa bacteriana y aportar calcio y flúor.

Cepillo, pasta e hilo dental

Son los tres aliados de la higiene bucal, siempre que se adapten a las características dentales de cada persona.
  • Cepillo. Su función es eliminar los restos de alimentos y las bacterias sin dañar el esmalte. Debe ser ergonómico, con mango antideslizante, cerdas suaves y cabeza pequeña para llegar a todas las zonas de la boca y, especialmente, a las muelas. Quienes tienen dificultades para cepillarse, pueden recurrir a un cepillo eléctrico. Hay que sustituirlo por uno nuevo cada tres meses o cuando las cerdas estén estropeadas.
  • Pasta dentífrica. Ayuda al cepillo a acabar con la placa. Es importante que contenga flúor y pequeñas dosis de abrasivos como la silica u otros, que ayudan a remover las manchas.
  • Hilo o seda dental. Sirve para limpiar entre los dientes y eliminar la placa depositada en este espacio y debajo de la encía. Su acción se complementa con los enjuagues con elixires y soluciones antisépticas, pero en ningún caso sustituye al cepillado.
 

Cómo cepillarse los dientes paso a paso

Lo ideal es cepillarse los dientes después de cada comida y, sobre todo, durante la noche. Mientras se duerme, las glándulas salivares producen menos saliva y los dientes están menos protegidos frente a los microbios. Un correcto cepillado incluye movimientos cortos y suaves, con especial atención a la línea de la encía, los dientes posteriores de difícil acceso y las zonas situadas alrededor de obturaciones, coronas y otras reparaciones. Hay que seguir los siguientes pasos:
  • 1. Limpiar las superficies externas de los dientes superiores e inferiores con movimientos verticales. Para ello, hay que inclinar el cepillo unos 45° contra el borde de la encía y deslizarlo desde ese borde hacia delante, con una ligera presión.
  • 2. Limpiar las superficies internas de los dientes superiores e inferiores, con los mismos movimientos e inclinación del cepillo que en el paso anterior. Ésta es la limpieza que más suele descuidarse, por lo que tiene mayor importancia.
  • 3. Cepillar las superficies de masticación de cada diente con movimientos cortos hacia atrás.
  • 4. Frotar las muelas con movimientos circulares para despegar de los pliegues cualquier resto de alimento y bacteria. Hay que limpiar tanto la superficie con la que se mastica, como la cara interna y externa.
  • 5. Emplear hilo dental para eliminar cualquier resto que quede entre los dientes, donde no llega el cepillo. Hay que cortar un trozo de hilo, enrollar los extremos en los dedos medios e introducirlo tensado en el espacio interdental. Se deben seguir las curvas de los dientes y deslizar la seda suavemente hacia arriba y hacia abajo hasta llegar a la encía, con cuidado para no dañarla.
  • 6. Pasar el cepillo suavemente por la lengua ayuda a eliminar bacterias y mantener un aliento más fresco.
  • 7. El enjuague con elixires refuerza la limpieza.